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7 de junio de 2019    Post #2575
Dilemas de la era digital

La era del «reinado» del teléfono móvil y las tendencias que esto trae, no implican asumir que todo es igual en todos lados o que no tiene un costo para los usuarios.

El tiempo pasa y la voz es la misma.

Al mobile first design lo sostienen ya no sólo la evidencia empírica apoyada por el sentido común aplicado al observar un viaje en metro/subte cualquier día de la semana en cualquier ciudad del mundo, sino que también hay datos que nos van dando señales que nos permiten entender, reflexionar y adaptar esa información al mercado en el cual nos movamos. El sitio emarketer.com publica un detallado informe sobre la tendencia de los usuarios adultos norteamericanos de estar pasando más tiempo delante de la pantalla del teléfono móvil que delante de la pantalla del televisor. El informe tiene además reportes sumarios de otros países como por ejemplo China donde la tendencia es aún más amplia o Reino Unido donde la tendencia es a la inversa. No hay datos sobre ningún país de Latinoamérica. ¿Impactará esto en la publicidad basada en las preferencias o comportamiento del usuario? antes de sacar conclusiones apresuradas, mejor leer el artículo publicado en wjs.com, Behavioral ad targeting not paying off for publishers, study suggests por que en realidad ya está impactando más allá del cambio de tendencia indicado en el reporte de emarketer.com.

¿Tendencia que se vuelve hábito?

Se puede discutir si la variable tiempo es una métrica adecuada o válida para establecer algún patrón de consumo digital, tal vez no sea en sí algo muy significativo pero, al mismo tiempo, no oculta un dato ineludible que está implícito en el propio dato o que lo pone aún más en evidencia: la televisión sigue proponiendo contenidos pasivos, unidireccionales, monolíticos y estancados. Las audiencias norteamericanas parecen ver en los dispositivos digitales la posibilidad de una mayor interacción y con el agregado, para nada menor, de no estar ante o de no sentirse ante un medio unidireccional y con la posibilidad de interacción directa y efectiva y por más esfuerzo que hagan algunas cadenas o programadas de televisión en convertir a su cuenta de Twitter en un canal de retroalimentación constante. “La gente quiere relacionarse con Coca-Cola digitalmente, la tele ha muerto”, James Quiecey, Presidente de Coca Cola, lo pone blanco sobre negro en una entrevista publicada en elpais.com. La era digital no es una sorpresa aunque sigue teniendo muchos sorprendidos.

La revolución digital se enfrenta al dilema de la pérdida y manipulación de la privacidad de los usuarios que cada día consumen un mayor caudal de datos y se exponen cada vez más tiempo a las pantallas (a la del teléfono móvil primero) dejando, en su paso por los medios sociales y dispositivos digitales, una estela de información que el Big Data recolecta, compila y tabula para la monetización. El dilema mayor de la era digital no es un punto menor ya que el consenso nunca escrito, ni firmado pero consentido y asumido esta puesto cada día más en duda y ese consenso era que el acceso sin restricciones a la red de redes llevaba implícito un mínimo nivel de pérdida (por contraprestación de accesibilidad) de algún grado de privacidad pero que era sostenido por el compromiso, de todas las empresas y proveedores, de velar por la seguridad de los datos de las personas y defender la neutralidad de la red. Las buenas prácticas y la transparencia en las condiciones de uso de todas las herramientas disponibles y de la información en línea, harían el resto del trabajo para mantener cierto equilibrio entre la necesaria monetización de los contenidos y el acceso irrestricto a la red de redes. Por lo visto, hoy, ese «equilibrio» no es tal o quizás se esté redefiniendo o tal vez ¿nunca haya existido? Estos tres artículos publicados en el sitio retina.elpais.com (1, 2 y 3) amplían el debate sobre la privacidad de los datos personales en la era digital. De todos modos es bueno recordar que cuando un león dice ser vegetariano, si la gacela le cree, pobre la gacela.

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