Hoy en día, la gran mayoría de las personas son narradores en potencia. La tecnología digital (y la era que transcurre) nos permiten reconvertir, de manera constante, la forma en la que contamos historias. Las narrativas digitales van tomando nuevos horizontes y senderos que hasta hace muy pocos años eran poco explorados o ignorados. Por ejemplo, con la aparición del teléfono móvil y de las redes de internet, una persona puede contar esa historia en directo a millones de personas sin la necesidad de una imprenta o un editor. La «mediatización tradicional» del mensaje va perdiendo fuerza y para lo bueno y lo malo, los mensajes son los nuevos medios en la aldea global. El poder que tienen estas narrativas y mensajes es casi ilimitado en la era digital. Se expande de manera constante y es ya algo más que una alternativa complementaria de una historia, son una parte central de cualquier historia. De paso y como si fuera poco, rompe con toda la publicidad tradicional.
No solo ha cambiado entonces la forma en la que contamos historias sino también los dispositivos en los cuales se narra. Pero lo esencial sigue en el medio del proceso comunicativo: la conexión emocional con las personas se amplía hasta llegar a los medios sociales. No quedan solo en las coberturas periodísticas, hoy se enriquece de tal manera que las relaciones, por ejemplo, entre marca-seguidores se potencian como nunca antes. Sin embargo no podemos dejar de entender, como bien explica Nathalie Picquot, Directora de Branding en Google: “La tecnología no es nada sin la historia que se cuenta detrás”. Los tiempos cambian junto y por las tecnologías, aunque lo que subyace siempre bajo los efectos de la modernización es el arte. El arte de narrar historias.
Expansión y visualización
Eco Moliterno , uno de los exponentes más destacados en Latinoamérica, explica las mejores prácticas para contar estas historias a través de una plataforma que revolucionó nuestros tiempos, «YouTube no es solo un reproductor de vídeo, sino una plataforma de cultura popular clave para cualquier tipo de campaña digital que quiera conectar con su público.»
Bernardo Loyola, productor audiovisual de Viceland explicó ideas similares para FOPEA: «Cada vez que un medio o un periodista inicia un proceso de producción de contenido para redes no solo debe seguir una serie de criterios del mundo audiovisual sino también empaparse de la lógica y los algoritmos que hoy reinan en plataformas como youtube. Si haces un video que no funciona en los primeros 10 segundos entonces no va a funcionar en los medios sociales”.
Los medios sociales han hecho un gran aporte a las narraciones digitales. Sobre todo si pensamos que hasta hace unas décadas el medio masivo para lograr esto era solo la televisión. Las visualizaciones comenzaron a contarse de a millones pero en otras plataformas. Los emisores del mensaje y sus productores de contenidos antes eran, en realidad, la audiencia de la televisión abierta que ahora cambiaron los ejes de lugar aprovechando ventajas y posibilidades que antes no se tenían: uno puede ver el contenido una y otra vez, sin ningún tipo de complicación y a la hora, lugar y dispositivos que desee.
Las historias de hoy interpelan a las audiencias globales. En gran parte por la modernización tecnológica que conecta a miles de personas con un solo click y, también gracias al talento que produce historias que cautivan, emocionan y conectan a a los usuarios con un producto y/o contenido. Los medios y las formas han evolucionado, pero el arte de narrar sobrevive (reconvertido) a los cambios que la humanidad va experimentando al ritmo de la disrupción tecnológica.