Existe una relación intrínseca entre medios sociales, lectura y escritura. Mientras un tiempo atrás el soporte ineludible de lectura era el papel, hoy la realidad de la lectura ha virado hacia dispositivos que en sí mismos se dividen en múltiples partes (aplicaciones, navegadores, por nombrar algunas). Así nacieron nuevas formas de entender la lectura y también de compartirla. Los booktubers fueron los pioneros que luego evolucionaron hacia los bookstagramers y hoy gran parte del tráfico pasa por el medio social que es tendencia: los booktokers.
En los artículos «¿Es este el futuro de los medios sociales?» y «El translector, el nuevo actor silencioso». hemos abordado estas nuevas dimensiones de la lectura. Los medios sociales se reinventan y allí por ejemplo, muchos escritores, editores y periodistas encuentran la forma de adquirir visibilidad sin la necesidad de presentar una obra propia: “Como es una comunidad tan volátil, se están consumiendo muchos más libros. Sale un libro en tendencia y todos los booktokers o todas las recomendaciones te llevan a comprar este libro y no solo comprarlo sino leerlo», asegura la escritora venezolana Geraldine Falconette. Si hablamos de adquirir visualizaciones sin presentar una obra propia, es imposible no poner en la mesa el fenómeno Harry Potter. Sin medios sociales que lo reproduzcan, el primer libro de la saga (publicado hace veinte años) vendió por sí solo 120 millones de copias. Sin Instagram, sin Facebook, sin YouTube y sin TikTok. Muchos de los bookstagramers hubieran agradecido ser los primeros en recomendarlo.
Los soportes han cambiado y así también lo ha hecho la forma en la que leemos. Aunque el papel no se haya extinguido por completo hoy son muchas las personas que eligen leer en un soporte digital y también son muchas las editoriales y los escritores que prefieren el formato de libro digital. Aquí un ejemplo de España con el dato, no menor, que Instagram se lanzó en el 2010, Youtube ya existía desde el 2005 y que el crecimiento de las ediciones digitales siguió su marcha ascendente.
El mercado ha logrado un amplio progreso no solo en la publicación y en la edición de estos nuevos tipos de dispositivos textuales sino también en las ventas de los libros electrónicos. A mayor cantidad de usuarios en medios sociales, mayor reproducción de las obras y a mayor reproducción de las obras, mayor amplitud en volumen de ventas. Es un círculo que incluye a los usuarios como lectores, productores y reproductores del material. Un segundo ejemplo, en este caso de los Estados Unidos, muestra el crecimiento en las ventas de los libros electrónicos, al igual que en el caso anterior de España, TikTok se lanzó en el 2016 y las ventas de libros electrónicos también siguió su marcha ascendente.
No solo la lectura y la recomendación de la misma han cambiado de manera radical, sino que también lo han hecho los dispositivos de lectura que reorganizan y reconfiguran también a los productores de contenido que trabajan los textos de las maneras más diversas. Los medios sociales han cambiado nuestras vidas y la forma en la que leemos no escapa a esto.
Sin embargo, mucho del éxito que se logra conseguir en este tipo de plataformas difiere según en dónde estemos posicionados. Mucho de lo que antes se asociaba de manera directa a los géneros hoy también parece haber quedado en el pasado, «En cuanto a las temáticas que prefieren las nuevas generaciones, Falconette señala que está el romance, fantasía, así como los de representación, sobre todo los de LGBT.» y «En TikTok, sí, hay gente que lee bastante en digital, pero el éxito en éste medio social es tenerlo en físico, es mostrar el libro.» ¿Se puede buscar y querer comprar un libro en pos de una recomendación que se encuentra en un medio social? ¿La reconversión del libro en papel ha llegado para instalarse como una forma de visualización digital hechas por y para personas?
«Diría que hay un repunte en la venta en libros en físico desde que se empezaron a mostrar todos estos videos en esta plataforma (TikTok)” señala Eduardo Valerzo, quien realiza reseñas de libros en Tik Tok. Las narrativas de nuestro presente exceden a un relato común o a una historia, inclusive exceden a nuestras noticias. El lector, que antes se caracterizaba por ser un mero espectador y consumidor de esos relatos ahora se hace parte inmiscuyéndose dentro de los parámetros de un creador de contenidos que al mismo tiempo reproduce historias. Hoy, se ve el proceso inverso, los consumidores se han volcado nuevamente al papel, salvo en China como muestra la siguiente gráfica.
Los lectores se han convertido en prosumidores. Los medios sociales han transformado tanto la forma en la que vivimos que hoy, la mayoría de las formas por las cuales entendíamos algunos trabajos (u ocios) han virado 180° hacia una nueva era. Las lecturas y las recomendaciones a través de estos medios se explican como se podría explicar el presente, frente a un dispositivo que conecta y que reproduce contenido de todo tipo. Los libros impresos no están exentos.