En la vorágine de los tiempos que vivimos, la hiperconectividad ha transformado por completo el ecosistema digital. Más allá de una nueva era para la audiencia, con más participación y con mas interacción, hoy el contenido parece estar inclusive inmerso en las propias audiencias, en un proceso simbiótico natural de la nueva era digital. Éste blog ya ha tratado temas similares en: «La era digital y su constante evolución« Éste artículo fue reeditado por Lorenzo Fino.
«Antes las audiencias estaban limitadas en su capacidad para interactuar y expresar sus opiniones. La retroalimentación se veía obstaculizada por barreras físicas y logísticas que dificultan enormemente la participación de las audiencias en la creación artística.« El pasado ya parece haber quedado demasiado atrás, hoy el contenido es tan dinámico que hace también a una dimensión nueva en audiencias cada vez más inmersas en la red. Participación permanente, contacto abarcativo y una cultura mediática expansiva.
Hablar de cambio es quedarse corto: es ya la propia cultura mediática establecida la que genera un nuevo y continuo continente virtual y al mismo tiempo real que crea también un valor económico como nunca antes habíamos visto. La figura incipiente del influencer ha recategorizado también la forma en la que las audiencias se informan y leen contenido: «los medios de comunicación son una institución fundamental tanto de la vida pública como política de cualquier país, y en la era digital estos han dado el paso para digitalizar sus contenidos y contar con presencia en todos los canales en línea. Pero, actualmente los usuarios prestan más atención a celebridades, influencers y otras personalidades que a los periodistas en redes como TikTok, Instagram y Snapchat.«
«Por ejemplo, los usuarios de Twitter son más propensos a atender a temas relacionados a la política o el mundo de los negocios, mientras que los usuarios de TikTok utilizan la plataforma para acceder a publicaciones relacionadas al entretenimiento.» Tanto ocio como información han virado de manera rotunda, los medios tradicionales perdieron terreno ante la utilidad y la costumbre de utilizar a los medios sociales como canal de información (podemos discutir la calidad de esa información pero es inútil, hoy es un hecho que así lo hacen). Tanta es la diferenciación en el rango etario más joven que se ha perdido el interés por los canales informativos tradicionales, que a pesar de los numerosos muros de pago, no consiguen entablar una relación tan directa con las audiencias de la manera en que sí lo hacían años atrás.
Los medios tradicionales ya no son lo que eran y tampoco serán lo que son hoy en un futuro cercano. Mientras, los medios sociales se instalan como la principal alternativa de información en el segmento más joven de las audiencias y que son, por otra parte, la audiencia del futuro. ¿Hacia dónde irá la información? ¿Cómo se actualizará para volver a cautivar a los lectores/usuarios del futuro? La información de interés público y de alto impacto en la vida cotidiana de los ciudadanos, no debería ser tomada como un mero entretenimiento y/o un producto informativo básico sin valor agregado.