Es un hecho que el mundo digital ha reorganizado y recategorizado muchas de las formas en las que leemos. Por ejemplo, más de la mitad de los ciudadanos Estadounidenses y del Reino Unido que consumen noticias prefieren hacerlo en las ediciones en línea de los diarios antes que en la edición impresa. Nada nuevo bajo el sol o en todo caso, se reafirma, una vez más que los dispositivos tecnológicos evolucionaron de forma tal que las ediciones en papel parecen haber quedado atrás para la mayoría de las audiencias más jóvenes. Sin embargo en el caso de las revistas se da una situación inversa: la preferencia por la edición impresa parece haber tomado impulso según los datos de un informe elaborado por Yougov Data en dónde 111.000 personas en el Reino Unido y 55.000 en los EE.UU. dijeron que prefieren las revistas impresas antes que las ediciones en línea.
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El informe muestra una alta cantidad de usuarios de Reino Unido y Estados Unidos prefieren leer las revistas impresas antes que en formato en línea. Casi 150.000 personas entre ambos países prefieren el formato impreso para las revistas, lo que nos lleva a preguntarnos, ¿Qué diferencia existe realmente entre la revista impresa en contraste con un periódico impreso?
En principio podríamos decir que ésta diferencia radica en una cuestión de rango etario. Muchos jóvenes, acostumbrados a sus dispositivos electrónicos, prefieren las ediciones en línea y han perdido el contacto cultural con las ediciones impresas. Por otra parte, las audiencias con mayores rango de edad, guiadas por su propia costumbre, prefieren tener el impreso en sus manos.
Algunos hábitos de compra influyen de manera directa en la actitud de los consumidores. La costumbre de usar un dispositivo electrónico o recibir la revista impresa en la puerta de la casa propia son valores que los lectores tienen arraigados. Cada uno disfrutará dentro de sus propios parámetros. Ahora bien, las revistas impresas tienen un valor intrínseco que el formato digital parece no tener: la conservación física de la edición y el poder de lo coleccionable. La revista digital se ajusta a los parámetros de la modernidad y sus dispositivos, aunque el tipo de lectura que se utiliza no abarca a la totalidad de los usuarios. Si comparamos, el estudio muestra un 70% de preferencia al formato digital entre las personas de 18 a 24 años en los Estados Unidos. Mientras que solo un 36% de los mayores de 55 años piensa igual en dicho país, pero en Reino Unido, en el mismo segmento de 18 a 24 años, la preferencia por el formato impreso llega al 32%. Es importante recordar que, durante la pandemia y sobre todo en el 2020, en el Reino Unido las suscripciones a las revistas impresas crecieron en promedio el 13%.
No obstante, el avance de lo digital ha impactado de tal forma que muchas de las ediciones que antes eran impresas ya no lo son. Las revistas en formato papel muestran una supervivencia que depende del rango el rango etario, de factores externos (pandemia por ejemplo) y también por el foco en la calidad y en nichos de mercado o temáticas como es el caso de la revista impresa Monocle.
Recibir el producto cerrado y siendo éste de fácil traslado terminan por definir una preferencia de lectura y una forma de adquirir el producto. Este proceso no parece tener la misma dinámica en una revista digital, cuya replicación y conservación depende específicamente de la funcionalidad de la web y, de alguna manera, expulsa al usuario de su posesión final.