La modernidad hizo un cambio abrupto en los medios. El papel ya no es interesante para las audiencias más jóvenes, son pocos los periódicos que se reciben en las casas y la sociedad en general desconfía de las noticias. El diario El Pais (España), en una nota sumamente atractiva pone en primera persona a muchos jóvenes que explican su desconfianza hacia los grandes grupos de medios. El lenguaje de los medios tradicionales ha quedado en el pasado. La mayoría de los menores de veinticinco años tiene serias dificultades para entenderlo. Ahora bien, ¿será que el avance tecnológico nos ha impedido el hecho de concentrarnos en una situación específica? ¿o será que los jóvenes han vivido y crecido con un lenguaje más condensado y mucho más directo?
Las redes sociales como fuente de información
No todo es un tema de soporte, “Nunca me meto en ningún periódico digital. Solo cuando veo en Twitter que está pasando algo muy gordo lo busco en Google” explica Diana, una de las jóvenes entrevistadas por el diario español. ¿De dónde habrán sacado la certeza que los medios sociales son una fuente confiable de información? Parecería, al menos de forma subyacente, que hay un nivel de confianza (léase credibilidad) que lleva a las audiencias a sentirse mejor informado por otro tipos de medios. Cualquier usuario que obtenga un mínimo de rédito en la reputación dentro de un medio social tendrá el poder de soltar noticias a su propio placer. Sin confirmar, sin usar datos, sin siquiera dar una fuente confiable de dónde salió esa noticia. Aún así, con un par de retweets bastará para darle una supuesta fiabilidad a la noticia. La velocidad de reacción ante los hechos prima más que la racionalidad y el intento por la comprensión de los mismos.
Para entender esta situación a nivel global, un ejemplo en particular. El informe de la OCDE, Lectores del siglo XXI: desarrollando competencias de lectura en un mundo digital da cuenta de estos inconvenientes. En la media, los estudiantes respondieron en un 54% no tener las capacidades para reconocer si una noticia es fiable o no. Imaginemos en el espectro de medios sociales (cuna de fake news) lo difícil que puede llegar a ser el reconocimiento de una noticia veraz.
No fue solamente la pandemia. La sociedad se ha ido alejando de las noticias a medida que éstas comenzaron a reivindicar hechos por conveniencia económica o política. Una segmentación tanto insólita como inservible, que solo sirve para dividir a un público que se siente representado por uno u otro (o en su mayoría, en ningún) arco ideológico y con el agravante que, de buscar información, solo se lee y asimila como verdadero aquello que reafirme ideas ya preconcebidas . Se rechaza todo aquello que implique un debate mínimo o proponga la más pequeña duda o contradicción con aquello de lo que ya estoy convencido. Un círculo vicioso muy peligroso.
Este viraje que realizan las audiencias más jóvenes, de las noticias digitales a las publicadas en los medios sociales, no se explica en sí como un cambio trascendental. Las fake news, por ejemplo, exceden cualquier tipo de formato o plataforma y en algún punto, estas audiencias encuentran que los medios sociales son el «medio ambiente natural» con el cual crecieron y se educaron naturalizándolos como parte de su vida diaria, al igual que el teléfono móvil. Es difícil vivir al margen de la información y más aún en un mundo globalizado. Todo el tráfico de noticias por medios sociales está provisto por los mismos medios de información que publican noticias en los soportes tradicionales. La mayoría de los periódicos se instalaron en los medios sociales en búsqueda de nuevas audiencias y, al mismo tiempo, no parece que se hayan convertido en el espectro total de las noticias, sino por el contrario, parecen haberlo logrado las propias plataformas o medios sociales que replican esas noticias que los medios publican en ellas. Un efecto de espejos enfrentados que no potencian ni la marca ni la confianza en los medios tradicionales. Los jóvenes tienen en su mano dispositivos que hacen que la información viaje a la velocidad de la luz. Es evidente que tiene que haber un cambio de lenguaje para lograr modificar la percepción y lograr la confianza de estas audiencias. Esto lleva tiempo y un gran esfuerzo. Atributos que parecen ser muy escasos, aunque proyectos como los de Next Generation por nombrar uno, indican que el camino se empezó a transitar.