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27 de abril de 2022    Post #3976
La paradoja del Big Data

El Big data ha llegado para quedarse. Las experiencias de usuario deben ser reproducidas siguiendo patrones concretos aunque no siempre la sobre información nos lleva a escenarios confortables.

Hay un avance excepcional de la tecnología en el mundo. El número de usuarios de internet a nivel global ha alcanzado los 4.660 millones de personas (y contando), lo que representa al 59,5% de la población mundial (en Argentina, por ejemplo es del 80%). Sí, más de la mitad de la humanidad está conectada a la red de redes. Ahora bien, las empresas que están o prestan servicios en la red utilizan el Big data o el denominado nuevo petróleo, como una herramienta para conocer a sus usuarios y para saber qué es lo que buscan o esperan. Se estima que un alto porcentajes de las empresas y organizaciones utilizan los datos. Comprender al cliente a través de éste mecanismo ayuda en todo el proceso desde el diseño de la experiencia de usuario hasta la venta. Las empresas tecnológicas saben qué, en la economía de la atención, la predictibilidad de la información con base en patrones de consumo e informativos las impulsa al desarrollo de la inteligencia artificial.

¿La toma de decisión está influenciada?

Sin siquiera pensarlo siempre estamos generando datos. Si estamos en la red lo más probable es que la mayoría de nuestra información ya esté siendo utilizada en pos de recrear una experiencia dentro del ecosistema digital. Pero en realidad sólo el 5% de las recomendaciones que nos llegan diariamente están relacionadas con productos/servicios que sean realmente de nuestro interés. La mayoría de las veces éstas recomendaciones o simples reproducciones como así también productos son «similares» a los que ya estamos viendo o comprando. En el campo de la información, las noticias (falsas o verdaderas), el interés público y los medios sociales, el tema se pone más complejo en los sistemas democráticos.

Nuestros datos están al alcance de la mano de las empresas. Para lo bueno y para lo malo. Tanto para mejorar la experiencia de todos los usuarios como para intentar una influencia o incidencia a la hora de decidir por ejemplo en una compra del producto A por sobre el B aunque tal vez sea el C el que necesitamos. En este universo de datos e información, nos enfrentamos a una gran paradoja: es muy impreciso analizar una experiencia de usuario desde la comodidad de un solo individuo. Sería irreplicable medido desde la masividad. No todos tenemos las mismas necesidades y por sobre todo, los mismos valores, pero en realidad con la abundancia de datos se trata de unir información común, con patrones predecibles que permitan trazar escenarios y oportunidades. De todos modos, el Big data sigue creciendo y lo seguirá haciendo.

La era de la información puede ser tóxica

Pensemos al Big data como una gran masa líquida. Amoldable y sobre todo abundante. Todos los datos que existen en internet, ya sean por medios sociales, internet de las cosas, los dispositivos móviles o hasta las Apps ayudan a crear todo este ecosistema de sobreabundancia de datos e información. Lo que nos plantea el interrogante: ¿Realmente vemos todo lo que queremos en internet? la respuesta sería que internet nos muestra únicamente lo que creen los algoritmos que nos interesa. La concentración de información no es saludable, sea en el formato, dispositivo o plataforma que sea. Toda concentración de la información y del contenido facilitan o potencian un alto grado de «infoxicación» creando un escenario áspero para la buena experiencia de usuario y de la comunicación en general. Los cambios tecnológicos han ido produciendo cambios en nuestra forma de actuar y de pensar, la hiperinformación no redunda en mejor información y experiencia. Sino, en todo lo contrario.

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