Los medios periodísticos han logrado sortear muchas crisis desde sus inicios a estos tiempos. Con la era digital en pleno auge, el espacio se reconfigura para dar pie a nuevas narrativas que se ven inmersas dentro del mundo digital. ¿Será que éstos medios tienen que evolucionar para sobrevivir? Este blog ya ha tratado temas similares en: Narrativas, medios y audiencia y Contar historias en el Siglo XXI.
Los consumos culturales de contenidos cambian de manera constante. Las disrupciones tecnológica impactan de lleno y potencian los cambios. Entre otras cosas, la influencia en la opinión pública de los medios de comunicación, sobre todo en las audiencias jóvenes, ha decaído, de forma constante y si bien no desapareció del todo y los medios y periodistas con mayor credibilidad, siguen teniendo un rol importante al momento de informar y de exponer a la luz pública hechos y datos que no se conocen. La masificación de accesos a noticias, la propia lógica de creación de contenidos por parte de las audiencias y al adopción, uso y gratuidad de medios no tradicionales han potenciado la pérdida de confianza en los medios tradicionales (sumado a errores propios) en éste contexto, los medios no han podido o no han sabido como contrarrestar este avance y hoy, los usuarios prefieren informarse por canales no tradicionales. Campo fértil para las fake news. Las narrativas han cambiado pero también lo han hecho los soportes.
Los medios tradicionales son menos eficientes en este entorno y sobre todo ante audiencias sobre saturadas de información. La atención es cada vez más escasa y escurridiza. Al mismo tiempo que la crisis está en curso, abre una oportunidad de innovación para incorporar a ciudadanos y personas que puedan aportar información contrastada ¿Será que los generadores de noticias en este nuevo siglo dejarán de ser los periodistas? O tal vez las noticias, la información, su narrativa y explicación ya dejaron de ser exclusivas de los periodistas y pasaron a un campo en el cual las narrativas permiten ampliar el abanico de nuevos comunicadores. El sitio IJNET aporta un punto de vista que amplía la mirada sobre el contexto comunicacional: En esta época, el periodista ya no corre con ventaja respecto a cualquier otra persona que publica contenido en el Internet, que trabaja en investigación o maneja datos de una manera diferente a como nosotros lo hacemos.
Todo indica que se ha reconfigurado la especialidad del periodista. Ya no es un mero redactor o espectador de los hechos que se reproducen en una redacción. Va más allá, porque las narrativas digitales han puesto en escena la inmediatez de los sucesos y su explicación. Los medios tradicionales han perdido confianza y por eso las audiencias migraron hacia las nuevas plataformas, en dónde el periodismo tradicional ha perdido su forma. Sandra Sanchez, directora de Centro de Estudios en Periodismo de la Universidad de los Andes (Colombia) lo explica en una entrevista:Nosotros como departamento entendimos que el periodismo y la comunicación en este nuevo mundo y en el siglo XXI tenía que renovarse y que la configuración de sentidos pasa por esas mezclas y apropiaciones de distintos lenguajes.
Es muy difícil pensar al periodismo y la comunicación sin tener en cuenta que existen hoy nuevos lenguajes que hacen a una reconfiguración en la forma de contar y presentar las noticias, la información y las historias. Las nuevas plataformas han expulsando a los lectores de los portales tradicionales y éstos terminan por migrar hacia modelos de lectura adaptados a la modernidad. Si el periodismo no se adapta, terminará siendo un espectador secundario de los hechos.