Hoy el mundo hiperconectado ha cambiado la forma por la cual nos informamos, pero también ha hecho una profunda variación en el rol del periodista. A los medios tradicionales les cuesta interactuar, conquistar y fidelizar a las audiencias más jóvenes que, atrapadas por el mundo de los medios sociales, parecen no darle demasiada relevancia o importancia a los medios tradicionales y su narrativas. Este blog ya ha tratado temas similares en: El contenido es la audiencia. Un entorno digital volcado a la reacción y no tanto a la reflexión hacen el resto del trabajo.
La Universidad de Oxford ha detectado que entre los más jóvenes: el 39% de los que tienen entre 18 y 24 utilizan las redes sociales como su principal fuente de noticias. Instagram, TikTok y YouTube son sus canales preferidos. El lenguaje de los medios tradicionales ha quedado desfasado y no logra cautivar ni llamar la atención del segmento más joven de las audiencias. Los medios sociales, en contraste, han logrado acercarse y fidelizarlos con una narrativa del presente que replica al instante los sucesos. De ahí la diferenciación. Pero siempre hay algo más allá. La calidad de los contenidos y la veracidad de la información parecen quedar de lado o no ser un valor en medio de la vorágine informativa.
Un factor que cambia el sentir y pensar de los jóvenes es el medio de información, es que para este objetivo consumen más redes sociales que medios de comunicación tradicionales. Los medios ya no son lo que eran, la narrativa tradicional ha quedado anticuada y los tiempos y formatos de lectura se deben adaptar a las necesidades y tiempos de los usuarios/lectores.
Algunas cabeceras internacionales,The Washington Post por ejemplo, tomó nota hace un tiempo. El diario estadounidense anunció en el 2021 la puesta en marcha de un equipo multidisciplinar para desarrollar el proyecto Next Generation, una iniciativa para acelerar la experimentación con nuevos formatos para atraer a audiencias jóvenes con nuevos productos y expandir así las suscripciones. Nuevas narrativas, nuevos formatos, nuevas audiencias. Éste combo es una realidad necesaria para equiparar la potencia de los medios sociales. Sin pensar en el presente, nunca habrá futuro.
Entender este proceso es clave para los formadores de opinión y para los creadores de noticias. Aquellas audiencias que se informaban con los medios tradicionales han virado hacia la revolución y el boom de los medios sociales. Diferenciarse y adaptar los nuevos formatos para fidelizar a las futuras generaciones con un contenido que fluya de manera constante. Sin la audiencia en el presente, no la habrá en el futuro.