Según el sitio laboratoriodeperiodismo.org el 69% de los lectores dice que evita hacer clic en enlaces a sitios web que ya sabe que usan muros de pago o muros de registro. Así, los lectores Norteamericanos se diferencian al comenzar a rechazar un auge muy presente en la mayoría de los mercados: los muros de pago en los medios que reproducen historias virtuales. Se abre un gran dilema para los medios digitales. Si bien hay 4 medios de calidad que han logrado tener éxito en los modelos de suscripción a su edición de noticias en línea y en las audiencias más jóvenes en Estados Unidos, Reino Unido y Alemania tendrían una inclinación a pagar por las noticias, pero de todos modos no todo lo que brilla es oro.
En tiempos de pandemia, hubo un incremento en la intención de recibir o leer noticias en un dispositivo móvil o en un ordenador. Muchos, tras estar demasiados días confinados y con un bombardeo constante sobre noticias de salud comenzaron a consumir noticias en portales digitales. Este blog ya ha tratado temas similares en: ¿El periodismo ha perdido su identidad? y Suscriptores, los reyes de la era digital.
El caso norteamericano vs el español
Cierta paradoja se da entre la comparación de lectores según el espacio geográfico. En EEUU por ejemplo, el 53% de los lectores dice que intenta eludir los muros de pago en los medios de comunicación y el 69% dice que evita hacer clic en enlaces a sitios web que ya saben que usan muros de pago o de registro, según un estudio de 2509 lectores estadounidenses realizado por Toolkits y el National Research Group. Mientras los productos de suscripción parecen darle vida a los modelos de los editores, quienes deben consumir el contenido parecen comenzar a darle la espalda. ¿Es una cuestión económica, en dónde la prioridad está puesta en otras cosas? ó ¿Será que los consumidores Norteamericanos prefieren otro tipo de dispositivo para las lecturas de noticias? Las razones de esto pueden ser varias: saturación de suscripciones de otro tipo de contenido (servicios de streaming, música o similares), abundante información gratis disponible, relación precio y uso/consumo de esa suscripción, este punto es similar a lo que ocurre con la suscripción de una edición impresa que se acumula sin ser leída, en digital no se acumularía pero dispara la misma pregunta: ¿Por qué pagar por un servicio que no estoy usando/consumiendo?
Además según el estudio de Toolkits y el National Research Group el 66% de los norteamericanos encuestados el hecho de encontrar contenido bloqueado les genera rechazo, y el 53 por ciento de los encuestados dijo que abandonaría un sitio web si se les pidiera compartir su dirección de correo electrónico para desbloquear el contenido, incluso si no se requiere el pago para seguir leyendo.
Solo en España, como contraparte, se da el proceso inverso. Los medios digitales se acercan a lograr la meta de un millón de suscriptores para muros de pago. Los esquemas de membresía evolucionan de manera constante. En España solo había unos 400.000 lectores dispuestos a pagar por consumir noticias online. A lo sumo, 500.000, si se ampliaba el perímetro de España a los países de América Latina en 2019, según detalla el sitio redeperiodistas.com. En el 2022 se estimaba que era el doble (1 millón) la audiencia que se suscribirá para leer noticias de los cuales 750 mil ya son suscriptores solo en España donde parece haber razones suficientes como para pagar por las noticias.
Los muros de pago en sitios de noticias, a pesar de estar en auge, aún genera rechazo en parte de las audiencias por más que se adoptaron y naturalizaron hábitos de consumo de contenido pago vía servicios de streaming por ejemplo y al mismo tiempo que se aceleró el acceso desde los teléfonos móviles a todo tipo de contenido. Pero en este universo de consumo parece estar de manera al menos subyacente un detalle poco tenido en cuenta a la hora de implementar un muro de pago o suscripción: que se page por voluntad e impulso del usuario y no por que sean obligados a hacerlo o que tengan ésta percepción. Muchos usuarios encuentran otros medios (sociales, por ejemplo) para informarse, a pesar de las constantes fake news que ahondan en el contenido por las redes. Será cuestión de tiempo ver si logran que el contenido pago llegue realmente al corazón de los lectores. La confianza en los medios es clave y por ahora, hay un largo camino aún por recorrer.