Los periódicos impresos han estado en nuestra vida desde hace mucho tiempo, por más que hoy en día una gran franja del mercado no tengan registro o relación de consumo con el diario impreso. Desde el nacimiento en Inglaterra del Daily Courrant en 1702 (el primer impreso de frecuencia diaria de la historia del periodismo), innumerables ediciones y ejemplares aparecieron alrededor del mundo. Con el paso del tiempo también muchos de estos periódicos y sobre todo las audiencias, fueron testigos directos de los sucesos que han marcado a fuego nuestra vida en diversos momentos de la historia.
Un diario impreso es un trozo del registro de la historia y una forma de verla. Son además un reflejo de los recursos tecnológicos, estilísticos y narrativos que están en relación a cada época. Hoy en en pleno auge del mundo digital y de la inteligencia artificial en pleno desarrollo y relación con el periodismo como hemos abordado en éste blog, los diarios impresos siguen adelante gracias a un hábito de consumo cultural (las diferentes formas de acceso al diario se organizan alrededor de prácticas temporales y espaciales altamente rutinizadas) que declina de forma inexorable y para muestra, lo que ocurrió con la circulación de diarios impreso en, por ejemplo, Brasil.
Si bien los soportes de lectura han cambiado y evolucionado con el tiempo, el diario en papel (pionero en prensa escrita) ha sobrevivido más de 300 años incluso aún hoy cuando su principal competidor a partir del año 2000, fue la revolución digital comunicacional. Esto se debe, en parte, a la aceptación que tiene en una franja de lectores un soporte que les resulta familiar, conocido y previsible.
Este blog ya ha tratado temas similares en los artículos ¿El periodismo ha perdido su identidad? y ¿Por qué se mantienen aún con vida los diarios impresos. Nadie puede saber cuál será el futuro de manera general, menos aún sobre las ediciones impresas en particular, pero al mismo tiempo, cuando miramos la historia, las portadas de los diarios impresos marcan una diferencia ante la instantaneidad y la actualización constante del mundo digital que, por ahora, no condensa ese instante, esa partícula de un momento irrepetible y que se cristaliza en una portada impresa. Aquí momentos históricos seleccionados al azar.